De su aspecto fornido y corpulento no se atisba ya nada. Ni aún fijando la mirada en sus ahora negros ojos volverás a ver en algún recóndito lugar de sus pupilas la persona que fue algún día. Se ha dejado engullir por esa bestia de abdomen cónico y color verde amarillento. ¿Será por succionar tanta cebada?
Su boca solo emite ruidos raros, monótonos y es
tridentes que dañan el pabellón auditivo de cualquier persona a menos de 13 metros y perfora el corazón de su pareja.
Sin trabajo, sin ilusión, sin esperanza,... se convirtió en cigarra.
lunes, 27 de julio de 2015
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1 comentario:
Se suelen ver muchas cigarras por la calle en estos tiempos. Bienvenida de nuevo!
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